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LA OSTEOPATÍA VISCERAL EN LAS DISFUNCIONES DIGESTIVAS



En cualquier consulta de fisioterapia, además de la valoración previa y exploración del paciente, solemos pedir mas información sobre el estado de salud en general de éste para complementar nuestra anamnesis. Algo de vital importancia dentro de esta información es saber como está la persona a nivel digestivo, puesto que nuestra salud en general, pasa por la salud de nuestro aparato digestivo, en concreto, de nuestro intestino.


Es muy frecuente encontrarnos con alteraciones digestivas en la mayoría de pacientes, hasta tal punto que muchos llegan a normalizar ciertos síntomas y a adaptarse a vivir con ellos. La alimentación y los hábitos de vida están detrás de casi todas las disfunciones digestivas como dolor de estómago, estreñimiento, hinchazón abdominal, digestiones pesadas, reflujo gastroesofágico, ardor, gases, heces demasiado blandas o demasiado duras, o las famosas y muchas veces mal llamadas, hernias de hiato.


La mayoría de estos síntomas se deben a un daño de la mucosa gástrica que recubre nuestro estómago en el caso del reflujo,ardor o acidez, y a una alteración de la microbiota intestinal, (conjunto de bacterias que conviven en nuestro intestino) en el caso del hinchazón abdominal, digestiones pesadas, gases o estreñimiento. Cabe destacar la importancia de nuestra microbiota intestinal, sobre la cual cada vez aparecen mas estudios que nos hablan de la relación entre la alteración de estas bacterias y la aparición de patologías no solo a nivel digestivo, dándole el valor de nuestro "primer cerebro". ( de este tema hablaremos en otro post)


Para restablecer la sintomatología de la que les hablamos habrá que actuar desde diferentes puntos de vista por su origen multifactorial, dándole una visión global desde la PNI (psiconeuroinmunología) clínica. Nuestra otra gran actuación en este tipo de pacientes, y una vez descartada cualquier tipo de patología, es la osteopatía visceral, una terapia que nos ayuda a conseguir un correcto equilibrio en la propia víscera en cuestión, en su vascularización y su inervación. El objetivo no es otro que mejorar esa sintomatología que ha normalizado el paciente, y que condiciona su calidad de vida.


La terapia visceral consiste en un conjunto de técnicas manuales con las que tratamos de recuperar la movilidad natural de la víscera, así como su viscoelasticidad y sus posibles fijaciones con vísceras adyacentes. Las principales vísceras digestivas están ancladas en su mayoría a la cavidad abdominal y a otras vísceras mediante ligamentos (epiplones), fascias, y pliegues del peritoneo (mesenterio). Un mal funcionamiento de una víscera puede dar origen a una restricción mecánica y fascial del propio órgano, originando así una cadena lesional que no solo afecta a las vísceras adyacentes sino que puede originar dolor a distancia a nivel muscular o articular.


Así por ejemplo un paciente puede llegar a consulta con un dolor difuso a nivel interescapular y hombro izquierdo, y en la anamnesis además nos comenta que suele tener reflujo después de las comidas. En la valoración vemos que la movilidad del hombro es completa, que el tono muscular en espalda está normalizado y que no aparecen puntos de dolor significativos a la palpación directa. En este caso, el dolor muscular y de hombro no es mas que la punta del iceberg, es el síntoma que ha traído al paciente a nuestra consulta, el verdadero problema está en su estómago.


Otro ejemplo muy claro de esto de lo que hablamos, es el tratamiento de las adherencias postquirúgicas a nivel abdominal, porque aunque la cicatriz a nivel dérmico tenga buena movilidad, en las capas inferiores puede estar pegada y originar restricciones a otros niveles, como una obstrucción intestinal, y a su vez, pueden dar lugar a malas digestiones o a una dificultad para evacuar con normalidad, y si a ésto le unimos una alteración de la microbiota intestinal, puede acabar en un estreñimiento crónico. Nuestro objetivo será recuperar esa movilidad propia del intestino con técnicas de liberación de la cicatriz y en las propias paredes del intestino, así como trabajar las posibles líneas de tensión creadas.


Por tanto, la osteopatía visceral es una potente herramienta que nos ayuda a abordar esas disfunciones viscerales que se mantienen en el tiempo pero que no cursan con patología médica, y nuestro consejo siempre será acudir a este tipo de terapias, mas que a cualquier tipo de medicación que no hace mas que aliviar los síntomas y muchas veces cronificarlos.



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